lunes, 18 de diciembre de 2023

PREGUNTAS, Y RESPUESTAS DE LA MADRE TERESA


¿El día más lindo?

Hoy.


¿La cosa más fácil?

Errar.


¿El mayor obstáculo?

El miedo.


¿El mayor error?

El Abandono.


¿La raíz de todos los males?

El egoísmo.


¿La distracción más bella?

El trabajo.


¿La peor derrota?

El desánimo.


¿Mejores profesores?

Los niños.


¿La primera necesidad?

Comunicarse.


¿Lo que más le hace feliz?

Ser útil a los demás.


¿El mayor misterio?

La muerte.


¿El peor defecto?

El mal humor.


¿La persona más peligrosa?

La mentirosa.


¿El peor sentimiento?

El rencor.


¿El regalo más lindo? 

El perdón.


¿Lo más imprescindible?

El hogar.


¿La ruta más rápida?

El camino correcto.


¿La sensación más agradable?

La paz interior.


¿La protección más efectiva?

La sonrisa.


¿El mejor remedio?

El optimismo.


¿La mayor satisfacción?

El deber cumplido.


¿La fuerza más potente del Mundo?

La Fé.


¿Las personas más necesarias?

Los padres.


¿La más bella de todas las cosas?

El AMOR.

Roberto Fernández 

El Bohío


Taínos y siboneyes
construyeron el bohío
y edificaron Caneyes
a su más libre albedrío.

Lo usaron los españoles,
de su recinto al abrigo,
aliviaban los calores
y de la lluvia el castigo.

Alrededor del batey,
un taburete a la puerta,
y la sombra de un magüey
coronando su silueta,
sirvió luego al campesino
como rústica vivienda
y descanso genuino
al volver de la molienda.

Con sus paredes de palma
y su techumbre de guano,
era reflejo del alma
de aquel guajiro cubano.

De aquél que con su guitarra
décimas improvisaba;
del que se inmoló en la guerra;
del que sufría y sudaba.

Desde Mariel a Maisí
salpicaba el horizonte
bajo el cielo azul turquí,
en la sabana y el monte.

El bohío es tan cubano
como la palma real,
el aguardiente,
el habano, la caña y el cafetal.

Es un símbolo inmemorial
del que no quiero olvidar
porque también es historia
Y me recuerda a mi guajira
Tomando la clara sobra
En mi cañaveral.

Roberto Fernandez


EL Amor ligado con un Beso


El Amor no vive sino,
por la fantasía creadora del sueño;
en él, lo moral es un incentivo,
y jamás un pretexto,
porque nos hace sentir
que es una necesidad.

El amor fuera de la carne,
es la estimación,
el deseo, la llama impura,
es la conexión con lo espiritual;
No darlo es un egoísmo, sin virtud.

El amor es una luz
benéfica de un faro,
haciéndote ver
los escollo de la nada.

Al sentir el amor con un beso,
se despierta la sed inagotable
como una quemadura
que no sana nunca;
Su estigma es imborrable.

Tiene la duración de la vida;
Los labios que han besado
sintiendo amor,
no vuelven nunca
a la serenidad perdida.

Roberto Fernandez