lunes, 18 de diciembre de 2023

El Bohío


Taínos y siboneyes
construyeron el bohío
y edificaron Caneyes
a su más libre albedrío.

Lo usaron los españoles,
de su recinto al abrigo,
aliviaban los calores
y de la lluvia el castigo.

Alrededor del batey,
un taburete a la puerta,
y la sombra de un magüey
coronando su silueta,
sirvió luego al campesino
como rústica vivienda
y descanso genuino
al volver de la molienda.

Con sus paredes de palma
y su techumbre de guano,
era reflejo del alma
de aquel guajiro cubano.

De aquél que con su guitarra
décimas improvisaba;
del que se inmoló en la guerra;
del que sufría y sudaba.

Desde Mariel a Maisí
salpicaba el horizonte
bajo el cielo azul turquí,
en la sabana y el monte.

El bohío es tan cubano
como la palma real,
el aguardiente,
el habano, la caña y el cafetal.

Es un símbolo inmemorial
del que no quiero olvidar
porque también es historia
Y me recuerda a mi guajira
Tomando la clara sobra
En mi cañaveral.

Roberto Fernandez