Esta sensación de olvido,
que veo en ti cada día,
con tanta melancolía,
habla de mi mala suerte:
Tengo el corazón dolido,
me hallo desprotegido,
y si en esto ha consistido
mi forma de proceder,
sepa usted que soy torcido
y no hay forma de arreglarme,
pero si, ha ciencia cierta,
y lo juro por mi honor
jamás he dejado de amarla,
preguntarle al corazón.
Me siento triste y vacío,
sin aliento y sin sentido,
al despojo reducido
por mi manera de ser:
Pero vivo agradecido
de los momentos vividos,
momentos que nunca olvido,
pero me duele de cuajo,
no vivir mi vida contigo,
es como estar sepultado.
No me mires con despecho,
ni te sientas traicionada,
te di todo lo que pude,
traté de hacerte feliz;
Y por más que lo intenté,
no hay nada que a ti te llene.
Eres sabia y orgullosa,
mereces a alguien mejor
sigue tu rombo princesa
ya para mi no hay alegría,
seguiré con la agonía,
recordando tu presencia,
y quizás en otra vida,
yo te vuelva a encontrar,
quiera Dios que para bien,
y no para volver a llorar.
Roberto Fernandez
