miércoles, 27 de diciembre de 2023

El Tocororo…

 

(“Ave nacional de Cuba.”)

Quédate en la isla Tocororo.
Sin tí, pierde esplendor quietud
y color el paraíso.
Pasión fuego en rojo pecho
desangra hilos de plata.
De huraño imagen caribe.
Encielado plumaje
serena y agita el alma.

Arpa de lluvia
pulsa las manos del viento.
Tentación de atraparte
y necesitas de selva, palmeras.

Yo, cruz del sur,
llanura, lucero,
campo abierto, sudestada.
Gracias Tocororo,
no siempre abril es otoño
también es primavera.

Rasga el aire salvaje armonía
del sonero mayor.
Vuelan entrecortados silencios,
códigos en múltiples idiomas.

Brisas hielo y cálidos aromas nos acercan.
Irónico destino nos separa.
No te vayas de la isla Tocororo;
Esperemos como ahora ráfagas de vida,
arpegios de notas fugadas.

Hablemos como ahora
con el ebrio lenguaje
de las flores para ensayar
recuerdos sin olvidos


Roberto Fernandez

 Conozcamos al Tocororo:

El tocororo. (Fam. Trogónidos, Esp. Protalus temnuros). Lo vi varias veces en los bosquecillos a orillas del río Bayamo cuando visité esa Provincia de Cuba. Este pájaro, que pertenece a la familia de los Trogónidos es, por lo tanto, pariente del quetzal de Guatemala; tiene las plumas de la cola alargadas, el pico ancho, grueso, con el borde dentado, y un plumaje muy bello. La parte encima de la cabeza, la nuca, el dorso y la región escapular son de color verde metálico; las partes laterales de la cabeza, azules; las remeras, parduscas con fajas blancas; las coberteras alares, azul acerco salpicadas de motitas blancas; las timoneras, externas, blancas y las interiores, de un color verde metálico. La parte inferior del cuello y el alto pecho son gris ceniza, y rojo cinabrio las restantes partes inferiores del cuerpo. El ojo es rojo brillante; el pico negro y pardo oscuro las patas. A semejanza de la mayor parte de los trogónidos, los tocororos viven aislados en lo más espeso de los bosques, pero no son tímidos, ni asustadizos, ni están siempre propensos a huir; sumamente curiosos, se posan cerca de las personas y las miran atentamente, lanzando de vez en cuando el grito de to-co-ro-ro, voz onomatopéyica al que deben el nombre vulgar.
Sin alejarse demasiado de la región boscosa donde están acostumbrados a vivir, estas aves capturan al vuelo mariposas, escarabajos, saltamontes, buscando también frutas; aveces llegan a los linderos de los bosques en procura de las misma. Durante el período del celo, se aparejan y construyen luego, en las cavidades de los troncos, el nido donde ponen de tres a cuatro huevos de un blanco azulado. Aunque estos pájaros son muy estimados por su belleza, no se acostumbra a tenerlos en cautividad; pues no toleran estar enjaulados y debatiéndose, destruyen o pierden casi todas las plumas.