En nubes de estrellas,
se alza tu Corona
hasta la ebúrnea
impetuosa de la templanza,
que al pecho activo
con ardor consume
el corazón ceñido
a la razón alcanza.
Con cálido aroma
el placer resume;
Y goces promete,
animando mi quebraza;
Más no tolero claudicar tu trono
sin la ofrenda de este amor
que me consume el alma.
Por ti seré Rey
de este sagrado imperio
y gobernaré firme
al compás de tus besos
vivirá el amor
más allá de mi mares
y habrá paz extendida
entre lirios y azahares.
Roberto Fernández