He dibujado tu imagen perfecta
con pinceles de plata
y óleo escarlata,
y me he esmerado tanto,
que la tarde fallece
con el vuelo propicio
de mágicos desvelos
que inspiran quebrantos.
Atrás de tu cuerpo
se ve el horizonte
y un mar muy azul
te baña tus pies
las gaviotas volando,
entonan un canto
haciendo que el cuadro
tenga su encanto.
Tu imagen serena,
bella y endeble
toma vida
con misterioso fervor;
Se mueven tu cuerpo,
con sabor a manzano,
me llamas al encuentro
de este gran amor.
No entiendo ¿por qué?
el lienzo es como un cristal,
y tu voz magistral
la estoy escuchando.
Tú tibio reflejo
que miro absorto
me anida el deseo
de tener tu encanto.
No sé que me pasa,
pero quiero besarte
y tu me recibes
con mágico encanto;
Te abrazo y te beso,
siento tus labios
convirtiendo mi cuerpo
en tinta y quebranto.
Ángeles, y Dioses
entonan un canto
de hermosa melodía,
magistral abonanza
renacen las alas
de nuestras ilusiones
y nos vamos volando
convertidos en esas gaviotas
que se ven en el lienzo
de este bello cuadro.
Roberto Fernández
