miércoles, 20 de diciembre de 2023

Te necesito


Te necesito amor,
¡oh dulce amada!
Necesito corazón,
ver tu estirpe dorada,
bajo la luz del sol
o la Luna plateada.

Y te besarán los céfiros
de color esmeralda
bajo mi endosa morada
que siempre te espera.

Y si puedo verte,
mi vida está llena
porque eres mi más
cautiva azucena.

¡oh mujer!
¡oh amada mía!,
Sollozaré de sombrío,
al saber que eres mía.

Y el aroma de tu encanto
todo lo sella,
dándole fin al olvido
con siglos de llantos.

Es muy triste dormir
cobijado en un manto
que no tenga el calor
de tu cuerpo adorado.

¡Observa estas manos
blancas y puras
están nerviosas
del recuerdo enlutado,
saben que ostentaron
con placeres tu cuerpo
del cáliz de amor
y el sabor de tus besos.

¡Ven corazón
que estoy abatido!
No puedo estar sin tí
¡Esto es un martirio!

Tus pasos serenos,
adornaran mi entorno
trayendo consigo
“amor y delirio.”

Rutila como un cirio
colmado del Sol
lúgubres brisas
adornan mi embeleso.

Alzaré mi copa
de la felicidad de verte,
y nuestro encuentro será,
¡Oh dulce amada!:
Un cálido aroma
arrullado en versos

Roberto Fernández

MUJER AUSTERA


¡Oh amada mía!
siento el amor
como tempestad sombría
rugiendo en mi corazón estremecido,
girando el pensamiento desolado
entre tinieblas lóbregas sin sentido.

Y heme aquí otra vez, mujer austera…
sintiendo el corazón más que errante
leyendo tus poemas en un instante,
de tranquilo resplandor muy palpitante.

Siento mi mirar vacilante;
y me detengo tremulo y sediento,
devoro con amor todas tus letras;
Tejidas entre morfemas y lexemas.

Hago un ademán de silencio
Devorando con mis pupilas tus versos,
y me quedo temblando y sin aliento.

Escucho un eco conocido
que ha pasado.
Son las alas
del viento de tus versos.

¡Oh, que hermosas letras!
enlutadas de amor y de esperanzas,
es como acariciar con mis ojos su alma
como arrullo de amor en primavera.

Y llamo a la imaginación estremecido
agitando el pensamiento umbrío,
en el terso cristal de mis abrojos
bajo la cálida tempestad de tus ojos.

Más en parte me parece hermoso
encontrar señal y huella de tus pasos
Y descubro, muy sutil entre tus líneas
que soy todo para ti, quizás tu encanto.

Roberto Fernández