viernes, 15 de diciembre de 2023

De ti depende


No hay nada más tierno que una sonrisa,
es muy grato ver sonreír,
¡Al gusto lisonjera!, diría yo,
y... si la sonrisa es sincera,
¡Wow!, nos contagia de mil manera.

No hay nada más tierno que un beso,
y si es dulce, hasta queremos otra ración,
es muy exquisito,  nos quita el hambre,
y hasta la sed limita.

La vida, cuándo se vive, es más grata
que el manzano, si madura
de Adonis en lo pálido figura;
Árbol ¡Oh maravilla!
que hecha el fruto después de la semilla.

El corazón es enorme cuando amamos
agobia el tronco “nuestro cuerpo”
con su dulce peso,
pero salta de emoción cuando siente amor
y a lo rústicos sirve de embeleso;
Un corazón figura y al hombre da vigor
con su frescura.

Roberto Fernández

Tiempo


Es el tiempo el causante
supremo de este amor,
el causante de los laberintos misteriosos
que emanan oraciones para crear los versos
que primorosamente le dan alas al corazón.

Eres la imaginación
con sus colores diferentes,
que toma diversas formas caprichosas
aprendiendo con tus manos hacer rosas
creando una primavera primorosa.

Te pinto en un lienzo de amapolas,
para con tu belleza darle vida a la razón,
cuelgo mi retrato entre las nubes
para llenar mis versos de ilusión.

Eres frágil y tu belleza una realidad,
eres como la gota del rocío
desnuda y vulnerable al corazón…

Eres amor, ternura, pasión.
Eres lo que siempre soñé
un gran poema de amor.

Roberto Fernández

Temor


Pensé en dejarte, más no pude
Del precipicio salté con regocijo,
llegando al mar, que estaba embravecido
enjuagando mis pensamientos enloquecidos.

Las olas de ese mar, chocan y enfurecen
y otras vienen y la alcanzan,
entre espuma y fragor desaparecen
y con el trote de mi cuerpo corrompido.

Recordé entonces tu mirada,
y pedí perdón al Dios del mar,
porque mi vida sin ti, no tiene sentido.

Roberto Fernández

Personalidades


Ella misma no hubiera podido explicar ¡por qué conservarla,? ¡Si tanto la disgustaba! ¡Sólo mirarla, le era desagradable! No era siquiera uno de esos recuerdos que uno guarda, sólo por respeto de quien lo regaló. Y allí estaba, mirándola con aquellos ojos, que nada le decían.

Por eso aprovechó que su enamorado le regaló una linda figura de porcelana para deshacerse de aquella muñeca de trapos. ¡Fue a parar, al tanque de la basura! (...) Ese día había carnavales y por esos los basureros estaban muy apurados. En la prisa, no se dieron cuenta que una buena parte del contenido de los tanques, quedaba en la calle.

Otra muchacha regresaba a su casa muy triste, muy triste, ¡como en las películas! Pensaba que su vida ya no tenía sentido, ¡como en las películas!, Las lágrimas corrían por sus mejillas, ¡como en las películas! Y... Tropezó. Naaa eso no pasa en las películas. Para que nadie la viera llorar, caminaba mirando los adoquines de la Ciudad vieja. Fue así que sus ojos se encontraron con la muñeca de trapo.

¡Parecía sonreírle! Nunca antes había visto unos ojos de muñeca, tan expresivos. Sintió una esperanza cerquita y una sonrisa voladora se le posó en el rostro. Recogió con delicadeza a la muñeca y la apretó fuertemente contra su pecho. Cuando llegó a la casa, la puso en el mejor lugar, el que ocupaba aquel Osito de peluche que tanto le molestaba. Sin pensarlo mucho, lo echó a la basura.
Alguien seguramente, va a encontrar al Osito. ¿ A lo mejor eres tú?

Roberto Fernandez