jueves, 28 de diciembre de 2023

LA CASA


La mente es como una casa.
Si está bien techada,
no entra el granizo,
la lluvia, ni la nieve.

Si la casa está mal techada,
granizo, lluvia y nieve la anegan.
Si la mente, pues, está bien protegida
por la atención y la ecuanimidad.

Si eres vigilante e independiente
y sabes controlar las malas influencias
y los malos pensamientos
nada te podrá perjudicar, ni vencer.

Si, por el contrario,
la mente es negligente y descuidada,
es débil e inatenta, será herida;
Muy propensa a ser contaminada
tanto por las nocivas influencias del exterior
como por los propios pensamientos de ira,
malevolencia, incertidumbre, celos y codicia.

La atención descarriada,
frágil y mecánica, no protege la mente;
Sólo la atención consciente
y lúcida la custodia.

Por falta de la debida atención,
la mente se extravía.

Si tu mente es como esa casa descuidada,
mal techada, todo lo desbarata.

De ahí proviene la debilidad de la fuerza
que necesitas para vivir en este mundo.

¡Amarte es tu deber primero!

Es mejor un buen consejo
que el dolor de sufrir por no querer escuchar;
Eres tu a la primera persona que debes amar.

Enseñanza Budista