Es la VENTA de corporaciones e industrias propiedad del gobierno a inversionistas privados, lo opuesto de la NACIONALIZACIÓN. Por ejemplo, en el decenio de 1980, el gobierno británico inició un programa masivo de privatización, con la venta de compañías públicas como British Gas, British Aitways, British Telecom y Rolls Royce al SECTOR PRIVADO. Con diferentes modalidades y estrategias, muchos otros países, México y Argentina entre ellos, han seguido la misma dirección. La ola privatizadora en América Latina, según diversos investigadores, sigue dos vertientes principales: la externa, obedece a la influencia de los organismos financieros internacionales, en particular el FONDO MONETARIO INTERNACIONAL (FMI), y la de los acreedores internacionales, que exigían que se pagara con el producto de la venta de las empresas y entidades estatales. La otra vertiente se refiere a los factores internos, propios de la problemática de los países de la región. Ésta obligaba a dotar de mayor eficiencia al sector público, el cual no debe dirigir empresas no estratégicas y no esenciales. Aunque la privatización ha hecho que la industria sea más eficaz, los críticos afirman que pone a los monopolios naturales en manos de administradores privados que solamente se muestran preocupados por las utilidades o beneficios, lo que puede originar la perdida de servicios públicos valiosos poco o nada rentables (por ejemplo, el abastecimiento de electricidad a zonas remotas o los servicios de ferrocarril en zonas rurales).
Roberto Fernandez
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