sábado, 9 de diciembre de 2023

Orando


Cuando el palpitar
del corazón se enciende
Mi mente vuela
al encuentro que precede,
dejando intacta
una lágrima presente
con suave dulzura
del placer de quererte.

Quizás luego suspiro
por las ansias de verte,
pero oro con el ceño gentil
de hermosa suerte;
Bálsamo dulce
que a mi alma aciaga vehemente
vertiendo en mis labios
un ósculo perenne.

Y ya desde la oscura tarde gris
que me transciende,
mis oraciones por ti son inminentes,
pues confío en el poder
del creador omnipotente
salvándote a ti
¡Oh, mi amada! de la muerte!

Roberto Fernández