Veo en tu hermosa pureza
una virgen con su velo,
que con su suave mirada
gobierna hasta el mismo cielo.
Y las estrellas felices
te regalan su belleza
Y levanta el ángel el vuelo
para besar tu nobleza.
Eres bella, joven y pura
Divina como un Lucero;
¿Quién no doblegaría sus pies
rendido por un “te quiero...?”
Roberto Fernández