La vida y el amor florecen
Y los pájaros cantan al amanecer;
Pues una aura de placer florece
Y mi corazón se estremece.
El Sol hermoso, resplandece
Pues nos llega ya Diciembre...
¡Salid, te lo ruego mi duende!
Y avisar a los que duermen.
Cuando flote de versos mi mente
En cada ser obediente
El querer nos despertará urgente
Para engalanar mis poemas brevemente.
Las estrellas se ven relucientes
De impresionantes inflexiones;
Amar es más que dicha
es vivir en ilusiones.
Allá en nuestro bajel
Voto que retrata a aquel
De guerrero y de doncel,
me señalaran con el dedo
Y los trémulos labios carnosos
Que tus besos ofrecen incitadores
Coronarán tu frente
que besaré en este instante
con apasionada pasión.
Que desplazándolas al aire
El frío sudor llenará mi vida
Al ver claro mi viril semblante
De incitadas dichas terrenales
Y sólo estarán los cuervos sepulcrales
¿Acaso no ves las señales?
Y poblado de figuras espectrales
Dando sus toques terrenales
De oraciones vesperales
viviremos eternamente,
En ves de la citada muerte.
Roberto Fernández
